
El Sarampión es una enfermedad viral aguda muy contagiosa que se caracteriza por un período prodrómico con fiebre, tos, rinorrea, conjuntivitis y un enantema patognomónico (Manchas de Koplik). Luego aparece un exantema de aspecto maculo-papuloso que comienza por la cara y después se generaliza, con duración entre 4 y 7 días y a veces termina con una descamación furfurácea.
Gracias a la vacunación generalizada, la transmisión endémica se ha interrumpido en Estados Unidos; sin embargo, la presencia de casos autóctonos o importados, niños o adultos, han dado lugar en ocasiones a epidemias.
Debido al incumplimiento de la vacunación, a esquemas de inmunización no bien establecidos y a dificultades de salud pública, el Sarampión sigue siendo una amenaza grave para los niños en algunos países.
Mediante presentación discutiremos la definición, fisiopatología, diagnóstico, tratamiento y prevención del Sarampión. Te invitamos a revisarla completamente.
Etiología
El Sarampión es causado por el Virus del Sarampión. Es un virus monocatenario con cubierta lipídica, que pertenece a la familia Paramyxoviridae y al género Morbillivirus.
El Virus del Sarampión contiene seis proteínas estructurales. La hemaglutinina (H) y la proteína de fusión (F) son las dos proteínas estructurales de mayor relevancia en términos de inducción de inmunidad. Los anticuerpos neutralizantes se dirigen contra la hemaglutinina y los anticuerpos contra la proteína F limitan la proliferación del virus durante la infección.
Se han identificado diferencias genéticas en la composición viral, sin embargo no tiene efecto alguno sobre la inmunidad protectora. La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce la existencia de 23 genotipos, sirviendo de marcadores moleculares para distinguir entre los tipos virales para evaluar la diseminación endémica y epidémica del Sarampión.
Transmisión
El Virus del Sarampión tiene como puerta de entrada al organismo a la vía respiratoria y las conjuntivas. La infección se produce tras el contacto con gotas grandes o pequeñas aerosolizadas en las que se encuentra suspendido.
Los pacientes pueden transmitir la infección desde tres días antes y hasta cuatro a seis días después del inicio del exantema. Alrededor del 90% de las personas expuestas y susceptibles desarrollan el Sarampión, para lo cual no es necesario el contacto cercano dado que el virus puede permanecer viables y suspendidos en el aire hasta una hora después de que el caso primario abandone la habitación.
Patogenia

Luego de la entrada al organismo y del período de incubación, el virus migra a los ganglios linfáticos regionales. A continuación ocurre una viremia primaria en la que se disemina al sistema reticuloendotelial y posteriormente, una viremia secundaria que lo difunde por las superficies corporales.
La enfermedad prodrómica ocurre luego de la viremia secundaria y se asocia a necrosis epitelial y a la formación de células gigantes en los tejidos. Con la aparición del exantema comienza la producción de anticuerpos, lo que limita la replicación viral e inicia la desaparición de los síntomas, siendo acá la fase de recuperación.
Manifestaciones Clínicas
El Sarampión es una infección grave que se caracteriza por fiebre alta, enantema, tos, coriza, conjuntivitis y un exantema marcado. Después de un período de incubación de 8-12 días, la fase prodrómica inicia con un cuadro de febrícula, seguido por la aparición de conjuntivitis con fotofobia, coriza, tos intensa y fiebre progresiva.
El enantema (Manchas de Koplik) es el signo patognomónico del Sarampión. Aparece 1-4 días antes del exantema. Comienza como lesiones rojizas, individuales con unos puntos de color blanco azulado en el centro, cara interna de las mejillas, a la altura de los premolares. Pueden extenderse y afectar los labios, el paladar duro y las encías.

Los síntomas aumentan de intensidad durante 2 a 4 días hasta el primer día del exantema.
El exantema inicia en la frente, por detrás de las orejas y en la parte superior del cuello. Se caracteriza por ser erupción maculo-papulosa rojiza. Luego se disemina en sentido descendente hacia el torso y las extremidades, alcanzando las palmas y las plantas en hasta el 50% de los casos. El exantema suele confluir en la cara y la parte superior del tronco.
Los síntomas disminuyen luego de la aparición del exantema, el cual se desvanece alrededor de los 7 días, dejando frecuentemente una descamación cutánea.
En los casos graves se presenta una linfadenopatía generalizada, en la que los ganglios cervicales y occipitales son los más llamativos.
Diagnóstico
Los hallazgos clínicos son fundamentales para orientar el diagnóstico. Sin embargo en ocasiones los pacientes pueden cursar de manera asintomática o con algunas manifestaciones inespecíficas de la enfermedad, dificultando establecer la etiología.
El diagnóstico definitivo se establece mediante el aislamiento viral a partir de la sangre, orina o de secreciones respiratorias. Es también posible la detección molecular mediante la Reacción en Cadena de Polimerasa (PCR).
La serología a través de Inmunoglobulina M (IgM) aparece 1-2 días después del inicio del exantema y permanecen detectables alrededor de 1 mes.
Diagnóstico Diferencial

Tratamiento
El tratamiento del Sarampión es sintomático. Se basa en mantener una buena hidratación, un estado eutérmico con ayuda de antipiréticos y controlar el dolor con analgesia adecuada.
No son eficaces los antivirales ni están indicados los antibióticos de manera profiláctica.
El manejo de las complicaciones se realiza individualizando cada caso.
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Bibliografía
- CDC: Sitio oficial sobre Sarampión. https://www.cdc.gov/measles/index.html
- CDC: Sitio oficial sobre Inmunizaciones 2020.
- Asociación Española de Vacunología: https://www.vacunas.org/
- Pediatría de Nelson. 20 edición. Capítulo 246, página 1615-1621.
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